Todo me sale mal, post de David García Campos

Como algunos ya sabréis ando de vuelta por México, ese país que me convenció para repetir destino (incluso por segunda vez).

Pues bien, con todo decidido y a una semana del viaje empiezan las curvas: mi compañero de trabajo me cuenta que se va a tomar un tiempo para dedicarse a la vida familiar, puesto que no la está pudiendo conciliar como a él le hubiera gustado.

¿En qué me afectaba a mí esto? Pues básicamente la agencia de marketing digital para ONGs que habíamos creado hace cuatro años puso fin a su actividad hace 24 horas. Así que me iba a tocar empezar 2024 buscando un trabajo nuevo.

Creo que posiblemente no había peor momento. Pero lo cierto es que hay que entender que al final no hay buenos o malos momentos, las cosas llegan cuando tienen que llegar. Además, que hubiera llegado en un mejor momento para mí, casi seguro que hubiera implicado que llegado en el peor momento para él.

Ahora, a tiempo pasado, creo que tomármelo mal hubiera sido una actitud muy egoísta. Cuando a día de hoy sigo pensando lo mismo que pensé en el mismo momento que me lo dijo: tomarse un tiempo en lo laboral para dedicarlo a la familia me parece una de las acciones más nobles y respetables que se pueden hacer en esta vida.

Es más, eso si me parece que demuestra riqueza. Bajo mi punto de vista, el permitirse hacer algo así es más de rico que poder comprarte un Maserati o un Ferrari.

Ante este nuevo panorama que se me planteaba no os voy a negar que uno de los primeros pensamientos que me invadió fue cancelar el viaje y quedarme en la zona segura. Pero me di cuenta, por suerte bastante rápido, de que eso no iba a funcionar.

Básicamente, sé que no iba a funcionar, porque no es lo que yo quería.

Y acabé haciendo un salto de doble tirabuzón para saltar a la piscina (una piscina que no sabía si estar llena o vacía). Le dije que yo me iba a quedar para seguir dando servicio a los clientes y, así, pasar a tener mi propia agencia digital.

Pero claro, todo esto con la dificultad que me iba en una semana y mi mayor preocupación era no olvidarme de meter algo importante en la maleta y no la de crear una empresa.

Por suerte, incluso para esto el momento en el que sucedió no fue tan malo. Como parte de la publicación de mi libro, anda metido en el proceso de conseguir la e-Residency de Estonia para poder crear una empresa con sede allí para poder vender mi libro online.

Así, que esto se iba a transformar en el proceso para de creación mi propia agencia digital. Una gran ventaja es que lo iba a poder hacer todo desde México.

Cuando llegué a México quise posponer esto a cuando llegase a Guadalajara, donde me había reservado mi alojamiento para poder asentarme y seguir trabajando con normalidad. Pero antes iba a hacer una visita de una semana a Mérida para pasar unos días con mi amigo Dennis, uno de esos compañeros de aventuras que aparecieron en México.

Esa semana fue un pequeño oasis de risas, chelear, pasar tiempo con un buen amigo, comer bien e incluso seguir descubriendo partes de Mérida o Yucatán que todavía no conocía y que Dennis ya conoce porque ya le falta poco para ser embajador turístico de Yucatán.

En fin, mi llegada a Guadalajara, otro caos que ponía patas arriba todos mis planes. El alojamiento que había elegido no era como lo esperaba y, para colmo, pase esa primera noche sin dormir por una mezcla de ruidos de una discoteca que había al final de la calle, calor y la incomodidad de aquella cama.

Al segundo día de aquello creo que mi cerebro empezó a no poder funcionar con normalidad debido a la falta de sueño. Así que me tocaba volver a trabajar y también solucionar el tema del alojamiento.

Y esta es una de las tantas cosas que echaré de menos de Goodbytes, la flexibilidad para poder solucionar eventos inesperados como este.

Total, que en mitad de aquel caos en el que me encontraba sumergido que parecía no tener fin, conseguí encontrar un alojamiento que me gustó para entrar al día siguiente. Una vez descansado, pude seguir trabajando y avanzar el trabajo pendiente, compaginando mis jornadas de trabajo con darle forma en mi cabeza a mi nueva agencia y, sobre todo, luchando contra la incertidumbre de qué pasará en los próximos meses con mi vida.

Porque eso es una realidad, después de unos cuantos años de buena vida, la verdad que ahora la incertidumbre ha vuelto.

Pero bueno, el resultado de todo esto es que Dreamlover es ya casi una realidad.

En tiempo récord, llegué a México el 18 de Noviembre, me he tenido que reinventar. Y la verdad que ahora no puedo parar de sentirme orgulloso de pensar que 2024 empezará con un emprendimiento y el lanzamiento de un libro.

A veces me invaden las dudas, las inseguridades, el vértigo de que esto me quede grande, el miedo a trabajar sin José después de 4 años…

Pero al final del día me invade un sentimiento de que todo irá bien, que sé que me hará salir adelante una vez más.

¿Qué os quiero decir con esto? Estoy seguro de que en algún momento podéis entrar en una situación similar y dejar que ese “Todo me sale mal” se apodere de vosotros y os lleve a tirar la toalla. Pero no lo hagáis, seguro que hay una salida, en los peores momentos es cuando pueden llegar a aparecer las mejores oportunidades.

Y desde aquí, como amigo, familiar, conocido o cómo sea que me veas, te digo una cosa: si necesitas hablar con alguien aquí estoy.

PD: Aprovecho para contaros que debido a todo esto me ha resultado imposible terminar lo poco que me falta para publicar mi libro. No he tenido espacio mental para darle el cariño y la calidad suficientes que se merecen los retoques finales.

Compartir

También deberías leer...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *