Reflexiones en tiempo de Coronavirus

Coronavirus en el mundo

Estés donde estés, seguro que estás casi de la misma forma que yo (confinado) y sin dejar de pensar en cómo hemos llegado hasta aquí, qué será de ti a partir de ahora… En mi caso, sobre el papel, la situación no es la ideal, a miles de kilómetros de casa, en un país tercermundista, sometido a un toque de queda, en mitad de un viaje con billete de ida… Pero bueno, cuando las cosas se ponen más fea es cuando no nos queda otra que aprender a hacernos fuertes. En las más de dos semanas de aislamiento total que llevo he aprendido muchas cosas, pero sobre todo una mucha utilidad: aprender a controlarme. Controlarse a uno mismo y mostrar la mejor de sus caras en una situación como la actual es mucho más difícil de lo que todos los gurús y speakers nos muestran en sus charlas. Hay momentos para todo y al final lo que está claro es que necesitamos mantener nuestras ocupadas.

Y ha sido en ese proceso, y en el de beberme mis dos o tres cervezas (en otra entrega os contaré cómo las conseguí a pesar de que ya no está permitida la venta de alcohol) escuchando el Slam Quarantine Festival de los viernes, en el que me ha venido la inspiración/motivación suficiente para contaros mi opinión acerca de la situación actual:

El virus no diferencia razas ni discrimina las clases sociales. Una de las cosas que ha quedado más claras tras la crisis mundial del coronavirus es que nos ha afectado a todos igual, porque todos somos personas. Da igual que seas africano, americano, asiático o europeo; da igual que vivas en una mansión o en una casa de bambú; da igual que vistas ropa de Prada o ropa donada… Tienes las mismas posibilidades que el otro de dar positivo en el virus si has estado expuesto al mismo. Lo que sí se ha visto es que TODO EL MUNDO lo ha tenido que evitar de la misma manera: evitando exponerse y confinándose en sus casas. Sin duda, toda una lección que nos debe servir para dejar de mirar a los demás por encima del hombro y que debemos tendernos las manos unos a otros siempre que sea necesario.

No hemos aprendido a dejar de lado nuestros intereses particulares por el bien común. Esto sin duda es lo que más preocupa de todo. Ha quedado evidente que es necesario invertir en educación para la ciudadanía porque la gran mayoría de la gente no tiene ningún compromiso ni sentido de la responsabilidad ante el resto de la sociedad, que solo les preocupa lo que a ellos les concierne. ¿En qué momento se te ocurre que es buena idea ir a la playa con tu familia porque han cerrado las escuelas debido a una epidemia? ¿Por qué vas a hacer compras ridículas todos los días en vez de hacer una grande a la semana? ¿En qué momento decides que tienes más derecho a salir que otra persona porque no aguantas más en casa? Está claro que no ha sido el único factor o el más relevante para que esta situación llegara a los niveles que ha llegado, pero demuestra que los niveles de egocentrismo están por las nubes y, por desgracia, a mucha gente no le importa el bienestar de los demás. Tenemos una tarea pendiente, y es enseñarnos a ser ciudadanos responsables.

En España ningún partido político estaba preparado. Y esto no crea que sea ningún secreto. Obviamente, no es el momento de atacar, porque pienso que ninguno de los principales partidos políticos del país hubiera dado la talla ante una situación como esta. ¿Qué por qué lo opino? Muy simple, en lugar de apoyarse unos a otros para buscar ayudar al país (lo que se supone que es su cometido), desde la oposición han aprovechado para tratar de salir reforzados de esta crisis en lugar de unificar esfuerzos para solucionarla. Pues bien, mi humilde opinión es que todos ellos deberían perder. Si hay pruebas de que no se siguieron las recomendaciones de la OMS, de que se han ocultado datos a sabiendas, de que se han saltado la cuarenta por intereses personales… Todos y cada uno de estos personajes políticos deberían ser juzgados y rendir cuentas ante esa misma sociedad que les dio un voto de su confianza en su momento. Sin duda, me siento muy decepcionado (que ya lo estaba previamente a esto) con todo el panorama político español y su falta de solidaridad con su población. Lo único que realmente espero, es que esto nos haga movilizarnos para dejar de ser conformistas y empezar a cambiar las reglas del país. Los españoles nos merecemos unos líderes que sean capaces de conseguir buenas condiciones para los trabajadores españoles dentro del país, fomentar y retener el talento (que hay mucho fuera del país), aprovechar las nuevas tecnologías para ponerlas al servicio de la sociedad y, por supuesto, cuidar de los trabajadores públicos, los autónomos y los emprendedores. Necesitamos una sociedad donde se premie al valiente y no se le castigue por tratar de saltarse lo establecido 60 años atrás. Y, por último, y no menos importante, necesitamos unos líderes políticos que cuiden y mejoren los derechos de la población, que no los reduzcan mientras se llenan sus bolsillos. Como ejemplo contrario, en la ciudad de Filipinas donde estoy (Iloilo) el alcalde, al ver que no llegaban las ayudas del gobierno central, empezó a gestionar con empresas privadas para recibir donaciones y, con los propios medios de la ciudad, se ha encargado de comprar tests, de conseguir comida y ayudas para la gente que se ha quedado sin trabajo y corre el riesgo de morir de hambre, de gestionar la limpieza de la ciudad y de imponer un castigo dentro de los límites de los derechos para aquellos que se saltaran el toque de queda.

Las empresas y la gente de trabajadora son los que hacen grande el país. A pesar de que sus nóminas no son astronómicas, de que seguramente algunos no estuvieran ante el trabajo de sus vidas, de no ocupar portadas de periódicos… Le han seguido poniendo huevos y haciendo sus trabajos a pesar de los riesgos de infección. Como siempre, cuando todo vuelva a la normalidad y pase el tiempo, nos olvidaremos de ellos. Personalmente, espero que no sea así, pero bueno, el punto 2 de mi reflexión me hace pensar que así será. Pero el personal sanitario, limpieza, policía, ejército, militares, bomberos, repartidores, cajeros y reponedores (pido perdón a los que se me hayan olvidado) son, han sido y serán los verdaderos héroes en estas situaciones. Y no piden a cambio ni fama, portadas de libros, camisetas con sus caras o similares… Solo quieren condiciones dignas de trabajo.

Los medios de comunicación han evidenciado que no son una fuente de información. Esto es un tema que me entristece y mucho, los medios están sublevados a tratar de generar más audiencia. Me parte el alma ver cómo se cambian palabras, omiten informaciones o se dramatiza una situación con la única de finalidad de llegar a más audiencia. Y esta afirmación la voy a hacer basándome en experiencia personal: me uní a un grupo de WhatsApp de turistas españoles que querían salir de Filipinas y, tras la difusión en redes sociales, llegaron a contactar al grupo algunos periodistas en el que se ofrecían a ayudar. Lo que pedían para poder ayudar, eran videos en los que la gente mostrara que estaban mal y necesitaban volver. Y yo me pregunto, ¿por qué un video así? Yo al final mi parte de experiencia me demuestra que aquí en Filipinas no se está pasando tan mal el confinamiento. Hubo cierto desconcierto los primeros días, pero el que se ha movido un poco ha encontrado un buen alojamiento a un buen precio para poder pasar la cuarentena. El problema es que lo queremos todo en bandeja. Y en los medios de comunicación, repletos de gente que ha estudiado comunicación, saben que el generar emociones como miedo vende. Porque conozco otro caso de primera mano que paso un video contando que aquí estaba bien, y le han dejado 30 segundos hablando con imágenes de archivo de un lugar que no era ni en el que estaba él. Básicamente, espero que los medios se replanteen su ética profesional y vuelvan a localizarse en su objetivo principal: informar.

Es evidente la necesidad de digitalizarse. Es evidente que ahora mismo muchas gestiones se han quedado paradas porque la gente no puede salir de casa. Gestiones y trámites que seguramente se podrían seguir realizando de manera online. Lo mismo que con los trabajos, ¿cuántos han tenido que cerrar o adaptarse de la noche a la mañana para poder seguir trabajando desde casa? Es una lástima que no haya una cultura del teletrabajo en España todavía, son más las ventajas y avances que las contras que supone. Atención sanitaria digital, trámites burocráticos online, pagos online sin necesitar de tocar dinero en efectivo, pedidos a supermercados para evitar aglomeraciones… Y es algo que se seguirá viendo en los próximos meses cuando el contacto interpersonal todavía siga siendo limitado. Personalmente, es algo que creo que es necesario desde hace mucho tiempo y que uno de los aspectos positivos (si es se puede decir que el covid-19 ha tenido alguno) es que estos cambios se empezarán a introducir paulatinamente en nuestra sociedad y nos llevará a seguir evolucionando.

No puede cobrar más un futbolista que un doctor o una enfermera. Esto es un problema derivado del sistema capitalista que nos da de comer, se reconoce el esfuerzo del trabajador en función del dinero que te hace ganar. Por desgracia, la sanidad pública es, y seguirá siendo, un gasto. ¿Esto la hace menos importante? No considero que haya mucho más que decir al respecto, espero que vayáis a que alguno de estos héroes anónimos nos firme una mascarilla o una camiseta y les sigáis aplaudiendo cuando esta pesadilla termine.

No sabemos apreciar lo que tenemos. Y esto me parece uno de los factores más tristes. La gente quejándose por tener que estar en casa por su propia seguridad y la de sus seres queridos, en una casa en la que por suerte hay comida, electricidad, agua e internet. Habrá quien viva más o menos al día, pero al menos tiene un techo. Mientras que con esta crisis a muchas personas les habrá sorprendido el hecho de tener que encerrarse en casa porque no tenían ninguna, más asustados porque posiblemente los mate antes el hambre que el coronavirus, que no tienen mercancías almacenadas de comida porque vivían y, ya que, ellos sí que no tienen nada que hacer porque no hay ni rastro de internet o de ordenador en la mayoría de estos hogares. Mucha gente tampoco ha valorado la oportunidad de volver a conectar con los que tiene alrededor, de poder volver a retomar aquellos proyectos que quedaron aparcados, de poder volver a disfrutar el placer, de leer un libro con calma, de vivir sin prisas, de poder improvisar y de haberse quitado las cadenas de la rutina…

Hay gente que también ha ayudado sin una cámara delante. Ayudar siempre está bien si es desinteresadamente, pero en los últimos tiempos cuando los medios de desinformación hablan de donaciones atribuyen el mérito a quien no lo tiene o hacen noticia, algo como que un restaurante ha donado sus restos de comida a un comedor social. Me parece genial que le den bombo para dar ejemplo, pero, ¿han sido el único restaurante o persona que ha contribuido? Es más, casi que si hubiéramos recibido la educación para la ciudadanía de la que hablaba en el punto 2, esto no sería noticia y sería lo normal.

Mi conclusión a todo esto, es que voy a seguir cumpliendo mi obligación como ciudadano, quedarme en casa y salir para lo mínimo y necesario. Es cierto que los casi 40° que tenemos a mediodía me motivan a quedarme en mi habitación con el aire acondicionado. Pero lo que pienso es, a pesar de que posiblemente no pasara nada ni me fueran a detener, ¿se merece una persona que le contagie el coronavirus por cruzarse conmigo? (en caso de que lo tuviera) ¿tengo más derecho a salir a la calle que tú que me estás leyendo desde tu casa?

Cuídate, cuida de los tuyos, conviértete en un héroe de sofá y, por favor, quédate con lo positivo de esta situación.

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