Mi primera firma de libros (y lo que aprendí)

🚗 A veces el viaje importa más que el destino.

Hace unas semanas volví de Filipinas porque sentí que había cosas que no podía hacer desde allí. Una de ellas: mi primera firma de libros.

La editorial que publicó «Mi madre no me quiere» nos ofreció a varios autores participar en su stand de la Feria del Libro de Almería. Para un autor primerizo como yo, era una oportunidad que no podía dejar pasar. Esa mañana me desperté con hormiguillas en el estómago, esa sensación que solo aparece cuando haces algo que te saca de tu zona de confort.

 

El universo tenía otros planes

A los cinco minutos de salir hacia Almería, en la primera cuesta, el coche empezó a ahogarse. Tironeos, falta de potencia y… ¡bingo! Se enciende la luz roja del cuadro.

Mi padre, que me acompañaba, entró en pánico: «David, vámonos a casa».

Paramos, reiniciamos el coche como si fuera un router y seguimos. Pero en la siguiente cuesta… más de lo mismo.

Un taller en sábado 

Ya a mitad de camino, encontramos un taller abierto en sábado. ¿El motivo? El dueño era extranjero. (Consejo gratis para emprendedores: si tienes un taller, con solo abrir en sábado pasarás por encima de tu competencia).

No era el taller más sofisticado del mundo. Para que os hagáis una idea: mi padre pidió ir al baño y el mecánico le dijo que «mejor al aire libre». Pero era lo único que teníamos.

Tras una hora de diagnosis, el veredicto fue claro: bujías muertas. Como no tenía repuestos, el mecánico se pasó otra hora limpiándolas. Resultado: el coche iba todavía peor.

Feria del Libro de Almería 2025

En la encrucijada

Llamamos a la grúa. Aquí es donde la historia podría haber terminado.

Pero algo dentro de mí se rebeló. ¿Tres años escribiendo un libro para perderme este momento? Ni hablar.

La grúa llegaría en 15 minutos. El reloj corría en mi contra. Llamé a una compañía de taxis de Huércal-Overa: nada disponible. Pero casualmente también alquilaban coches.

Y tenían uno disponible.

 

La decisión

¿Qué creéis que hice?

Exacto. Ya me vais conociendo.

Alquilé el coche, metí en Google Maps la dirección del parking más cercano, y a pesar de todo, llegué a la firma con solo media hora de retraso.

 

El resultado

¿Queréis saber cuántos libros vendí en hora y media?

Cero. Ni uno.

Lo que sí vi fueron caras de sorpresa al leer el título de mi libro, más aún al verme allí sonriendo como si mi mañana hubiera sido perfecta.

Lo que realmente importó

Pero hubo algo que le dio sentido a toda la aventura: conocer a Carmen, una lectora que había comprado mi libro mientras yo estaba en Filipinas y vino expresamente para que se lo firmara.

Carmen, que durante semanas me había estado enviando audios contándome sus impresiones sobre cada capítulo, preguntándome cosas, incluso entrando en conflicto con las acciones de mi madre en el libro. Por fin pude ponerle cara.

Vivimos uno de esos momentos mágicos donde, gracias al libro, hablábamos abiertamente sobre temas que durante años me resultaron incómodos, con personas que acabábamos de conocer. Maravilloso.

Los aprendizajes (para los que vais al grano)

  1. Persiste cuando otros se rendirían. El 80% de las personas se habrían vuelto a casa en la grúa. Yo no.
  2. Anticípate a los imprevistos. Si no hubiera salido con tiempo de sobra, jamás habría llegado.
  3. No dejes de hacer cosas solo por dinero. A nivel económico fue un desastre, pero haberme quedado en casa me estaría torturando todavía hoy.
  4. Sonríe y sé tu mejor versión, pase lo que pase.
  5. La improvisación y resolución rápida de problemas es un músculo. Llevo años ejercitándolo, aunque resolver problemas en Almería es más sencillo que en Vietnam.

 

Conclusiones más profundas (para emprendedores digitales)

Esta experiencia me hizo reflexionar sobre aspectos que aplico tanto a mi vida como a mis proyectos:

  1. Los obstáculos son oportunidades disfrazadas. Cada problema es una invitación a demostrar de qué estamos hechos. La avería me permitió practicar mi capacidad de resolución bajo presión.
  2. El ROI emocional a veces importa más que el económico. No vendí ni un libro, pero la conexión con Carmen y la satisfacción de haberlo conseguido valían más que cualquier venta.
  3. La resiliencia no es solo resistir, es adaptarse creativamente. No me limité a esperar que el problema se solucionara; busqué alternativas que otros ni considerarían.
  4. Las historias de superación construyen marca personal. Esta anécdota dice más sobre mí que cualquier currículum o presentación formal.
  5. El verdadero éxito está en el impacto, no en los números. Un solo lector que conecta profundamente con tu trabajo vale más que cien compras superficiales.

 

Y ahora, la pregunta del millón…

¿Cuántas veces te has encontrado frente a un obstáculo aparentemente insuperable en tu proyecto y has elegido dar marcha atrás? ¿Qué oportunidades se han perdido por no buscar ese «coche de alquiler» metafórico?

A veces, lo que separa a quienes despegan de quienes se quedan en tierra no es el talento ni los recursos, sino la determinación de encontrar el camino cuando parece que no existe.

 


PD: Aprovecho para recordarte que ahora que estoy por España, tú también puedes conseguir tu ejemplar firmado de «Mi madre no me quiere». ¿Serás tú la próxima Carmen que me cuente qué le ha parecido?

Compartir

También deberías leer...