Siempre me ha gustado escribir, dedicar palabras o simplemente ponerme delante del teclado y soltar lo primero que me viniera a la cabeza. Pero esta vez no es así, odio tener que dedicarte estas palabras porque me parece que no hay nada más injusto. Suelo escribir cada vez que siento la necesidad de expresar algo, y me jode haberla tenido que sentir ahora. Pero, sin duda, te las mereces y lo voy a hacer.
Lo que más me jode es que no las vas a leer, no vas a poder criticar que me siento famoso por tener una web con mi nombre o que mi foto principal da pena. Pero a pesar de tus críticas tenía que hacerlo porque eres un grande. Tengo que confesarte que siempre te he admirado, y que siempre he sido fan absoluto de nuestros piques y burlas (tanto los que ganabas tú como los que perdía yo). Te juro que acabo de pasar algunos de los mejores días de mi vida y no soy capaz de disfrutarlo. Desde que pienso que de haber estado en Madrid nos hubieramos dicho un hasta luego. Me parece mucho más justo que este adiós.
Sin duda, el peor momento fue volver abrir las redes sociales y ver tu último mensaje. Un mensaje en el que me recuerdas que de haber estado allí te hubiera llevado a alguno de los sitios que conozco, ¿cómo te envío yo ahora el mio para decirte que me voy a quedar esperando que eso hubiera pasado?
Siendo positivo, por lo menos he disfrutado viendo como has conseguido que todas y cada una de las personas por las que has pasado por sus vidas, te han dedicado unas palabras, contado sus sentimientos o compartido un momento que añoran que vuelva a suceder. Y eso es ser un grande.
Hay algo que después de todo queda claro en esta vida, ¿cómo pretendemos que hayas políticos, jueces o empresarios justos si en teoría hay un ser superior que tampoco es justo? Si esto no funciona nada puede funcionar, pero a ti no te importaba y te pusiste a disfrutar hasta el último momento. Admiro como conseguiste encontrar un buen trabajo sin salir de tu casa (yo he tenido que irme a 400km), admiro como tu mente era capaz de inventar las mejores triquiñuelas para ganar concursos o conseguir cualquiera (yo he estudiado eso y no soy ni la mitad de creativo), lo admito, te admiro.
Desde que lo se he intentado mantenerme ocupado y no pensar en lo que había pasado, a estar de buen rollo y a intentar consolar a los demás. Aprendí a ser Damaso.
Podré tener días malos y todavía peores, podré estar jodido y con ganas de dormir, pero siempre intentaré sacar mi mejor versión con los demás. Es algo que no dudaba y que, por desgracia, he tenido que comprobar de primero. Espero que esa alegría, esas ganas de ayudar, de luchar, de aprender y de crecer queden repartidas entre los que te conocíamos y queríamos.
Por mi parte, esto lo hago para recordar que estuviste presente, que algo aprendí contigo y que estés donde estés has dejado huella. Una gran huella.
Odio que me hayas ayudado a volver a escribir.
2 respuestas
Son unas palabras , sin duda, llenas de respeto y admiración. Dámaso era un ser especial y me alegran tus palabras y también odio que sean con este fin…
Molt bones paraules.